♥ ♡ Sagrado Corazón de Jesús - Inmaculado Corazón de María

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Biblia Latinoamericana de Hoy

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Liturgia de la Palabra 11 Ene 2013


Lecturas de la misa diaria, para el día 11 de Enero 2013

(con reflexiones y oraciones de ellas emanadas)
Ciclo "C"

Lecturas: Año Impar
II Semana del de Navidad
Feria
Color: Blanco
Liturgía de las Horas: T. I Salterio
Lectio Divina
Salmo 147
Evangelio:
Liturgia de las horas:

Primera Lectura (Lectio Divina)
1 Juan 5, 5-13
Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios. Jesucristo se manifestó por medio del agua y de la sangre; él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Así pues, los testigos son tres: el Espíritu, el agua y la sangre. Y los tres están de acuerdo.

Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios vale mucho más y ese testimonio es el que Dios ha dado de su Hijo.

El que cree en el Hijo de Dios tiene en sí ese testimonio. El que no le cree a Dios, hace de él un mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo. Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.

A ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, les he escrito estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna.

Salmo 147  12-13.14-15.19-20: 
Responsorial  R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén; 
alaba a tu Dios, Sión: 
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, 
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén
Ha puesto paz en tus fronteras, 
te sacia con flor de harina 
él envía su mensaje a la tierra, 
y su palabra corre veloz. 
R. Glorifica al Señor, Jerusalén
Manda la nieve como lana, 
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas 
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten; 
sopla su aliento, y corren
R. Glorifica al Señor, Jerusalén

Anuncia su palabra a Jacob, 
sus decretos y mandatos a Israel; 
con ninguna nación obró así, 
ni les dio a conocer sus mandatos. 
R. Glorifica al Señor, Jerusalén


Evangelio
Lucas 5, 12-16
En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero. Queda limpio". Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: "Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio".

Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar.



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Reflexión a la 1° lectura
Vencer al mundo no significa aquí derrotarlo como a enemigo, sino ganarlo como amigo, porque Dios quiere que todos los hombres se salven y envió a su Hijo para que el mundo se salve por él, por tanto, debemos entender que vencer al mundo significa ganarlo para Dios, así como Jesús se nos presenta como salvador para todos.

Vence al mundo aquél que cree que Jesús nos muestra plenamente a Dios y no una parte de él como los antiguos profetas. El testimonio de Jesús lo ve la iglesia presentado en los sacramentos del bautismo y de la eucaristía, por eso Juan habla de la manifestación de Jesús mediante el agua y la sangre, porque son el momento de su bautismo y de su muerte los constitutivos de la realidad de la iglesia.

Sin embargo, el Espíritu Santo es quien da testimonio de la filiación divina de Jesús, por eso nos decía San Pablo que el Espíritu es quien nos impulsa a llamar a Dios Abba y a Jesús Señor, porque es el Espíritu el que suscita en nosotros, 
la fe a la predicación de Jesús y al llamado del Padre

Son el Espíritu Santo, el bautismo y la eucaristía los portadores y continuadores de la vida cristiana, pero también son el anticipo de la vida eterna a la que todos los hombres estamos llamados y que podemos hacer nuestra, mediante la docilidad al Espíritu Santo y la fidelidad al evangelio de Jesús.
Oratio
Padre lleno de amor, que nos llamas constantemente a la vida eterna por medio de tu Hijo Jesucristo y el don de tu Espíritu, concédenos ser siempre dóciles a su llamado y fieles al evangelio de tu Hijo para que merezcamos algún día gozar eternamente en el cielo de la vida eterna que nos ofreces ya desde ahora en tu Hijo amado.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Operatio (propósito de acción)
El día de hoy seré fiel a Dios sirviendo a mis hermanos, sobre todo a los más cercanos a mí.

Salmo 147 (completo)
¡Aleluya!
Porque bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios,
Porque agradable y apropiada es la alabanza.
El Señor edifica a Jerusalén;
Congrega a los dispersos de Israel;
Sana a los quebrantados de corazón
Y venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
Y a todas ellas les pone nombre.
Grande es nuestro Señor, y muy poderoso;
Su entendimiento es infinito.
El Señor sostiene al afligido
Pero humilla a los impíos hasta la tierra.
Canten al Señor con acción de gracias;
Canten alabanzas con la lira a nuestro Dios,
El que cubre de nubes los cielos,
El que provee lluvia para la tierra,
El que hace brotar la hierba en los montes.
El da su alimento al ganado
Y a la cría de los cuervos cuando chillan.
10 No se deleita en la fuerza del caballo,
Ni se complace en las piernas ágiles del hombre.
11 El Señor favorece a los que Le temen,
A los que esperan en Su misericordia.
12 ¡Alaba al Señor, oh Jerusalén!
¡Alaba a tu Dios, oh Sion!
13 Porque El ha reforzado los cerrojos de tus puertas;
Ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
14 El hace la paz en tus fronteras;
Te sacia con lo mejor del trigo.
15 Envía Sus órdenes a la tierra;
Su palabra corre velozmente.
16 Manda la nieve como lana;
Esparce la escarcha cual ceniza.
17 Arroja Su hielo como migas de pan;
¿Quién puede resistir ante Su frío?
18 Envía Su palabra y los derrite;
Hace soplar Su viento y el agua corre.
19 Declara Su palabra a Jacob,
Y Sus estatutos y Sus ordenanzas a Israel.
20 No ha hecho así con ninguna otra nación;
Y en cuanto a Sus ordenanzas, no las han conocido.
¡Aleluya!

Reflexión al Evangelio de hoy
Este pasaje de la Escritura nos muestra cómo pedir un favor: "Si quieres". Esta es la actitud de aquel que sabe que está hablando con Dios y que, por lo tanto, para Él "todo" es posible; pero al mismo tiempo es la actitud de aquel que sabe que Dios no solo es todopoderoso, sino que es la misma sabiduría, por lo que sabe lo que es o no bueno para nosotros. De esta manera tengo la confianza de pedir todo cuanto quiero (aun lo que pudiera considerar una necedad) pero al mismo tiempo, me pongo en sus manos para que él me dé lo que sabe que será bueno para mí y para que el Reino de los cielos crezca en el mundo.

Ojalá que tu oración siempre sea: "Señor, si quieres, dame lo que te estoy pidiendo, de cualquier manera siempre te amaré igual".



Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro




Comentario a las Lecturas 11 de enero de 2013  Archimadrid.org
1Ju 5,5-13; Sal 147; Lc 5,12-16

Quiero. ¿Cómo puede ser un diálogo tan sencillo? Por nuestra parte, la fe en él. Por la suya, la prestancia en el hacer con su misericordia. Importa poco si  el hombre era malvado, publicano, extorsionador; un chupasangre. El relato nos dice que estaba lleno de lepra. La peor de las enfermedades. No solo física, sino, para ellos, enfermedad moral que llevaba al desahucio de la comunidad y a la muerte fuera de los límites de la ciudad. Como la cruz de Jesús, también estaba fuera de las murallas de Jerusalén. Jesús se hace lepra para nosotros. Es ahora él quien en conversación tensa con su Padre dice: Si quieres…, pase de mí este cáliz. Pero lo que fue posible para el hombre de nuestro relato lleno de lepra, parecería que no lo es para él, puesto que dejó, y dejamos también nosotros, que muriera clavado en el madero. Su Padre, finalmente, también dice: Quiero, pero parece que se ha enredado en la respuesta y deja que Jesús muera en el absoluto abandono de todos. ¿De todos?, ¿también de él? Misterio de la encarnación. Misterio de la resurrección. Siempre Misterio de Dios.

Mientras tanto, la primera carta de Juan, tan bella, va a su rollo, siempre dando vueltas y vueltas, rumie tras rumie, para hacernos ver de qué manera estamos en la torrentera de amor que procede de Dios Padre. ¿Vencemos al mundo? Sí. Y Jesús, ¿vence al mundo? Sí. A él este vencimiento le cuesta la vida; a nosotros, nos la da. ¿Cómo vencemos nosotros? Creyendo que Jesús es el Hijo de Dios. Decenas de veces vemos cómo en los evangelios, y en nuestra vida presente, nos acercamos al Señor con fe y le pedimos que nos tome de su mano, que nos cure, que nos done la paz, que se termine al violencia entre nosotros, que demos pan a los hambrientos, que nos amemos unos a otros como él nos ha amado, y lo hacemos solo con nuestra fe, pequeña, tan frágil, una fe trufada de dudas, pero que nos acerca a él con esa insinuación maravillosa: Señor, si quieres… Y, qué sorpresa, el Señor siempre nos responde: Quiero. Un querer de misericordia que nos justifica y nos redime del pecado y de la muerte, donándosenos en esa suave suasión que arrastra nuestra voluntad libre: Quiero.

Porque Jesucristo viene a nosotros con agua y con sangre. Tradición joánica que tanto énfasis pone en los humores que salieron del cuerpo de Jesús traspasado por la lanza. ¿Será de Cristo una Iglesia que no tiene también el pecho herido por la lanza? El Espíritu da testimonio de esa sangre y de esa agua, estando de acuerdo con lo que son como signo de pertenencia a Cristo en su Iglesia. Ese es el testimonio de Dios, y ese es también nuestro testimonio: creer en el Hijo de Dios. De esta manera tendremos dentro dicho testimonio. Nuestra fe, pues, es un testimonio que llevamos dentro de nosotros, y que resplandece hacia fuera con una luz que, por más pequeña que pueda aparecer, es luz divina, fruto de aquel maravilloso intercambio del que hablábamos ayer. La carta sigue con sus rumies: y el testimonio es que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. Permanencia y testimonio. Permanecer en él. Vivir en nuestras internalidades ese tener al Hijo. ¿Cómo será esto posible? Por la fe. Y teniendo al Hijo, tenemos vida; vida eterna para el siempre, siempre, siempre de Dios.






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SANTORAL DE HOY 11 de enero
Santos:
Higinio, papa;
Paulino, patriarca;
Palemón, eremita;
Salvio, Leucio, Egwino, obispos;
Salirio, Donato y Agento, Pedro, Severo, Lenco, mártires;
Tomás de Cori, confesor;
Teodosio, monje;
Honorata, virgen;
Martín de León, canónigo regular;
Agente, Donato, Agustín, Salvio, Félix, Floro, Gémino. Pace, Pensalino, Eugenio,  mártires en España;
Esteban, Filón, Felicidad, Ciriaco, Ebiciaro, Castelo, Morosito, mártires en España.

Palemón, eremita († c. a. 330)

Es uno de los cristianos que se sintió llamado por Dios a vivir su fe abandonando todo lo que para el común de los fieles es su lugar y ocasión de santificación. Decidió vivir la fe en el abandono del mundo, de la familia, de las ocupaciones profesionales y de los negocios. Retirado de todas las tareas que lleva el vivir dentro del mundo, se encuentra absorto con la contemplación de los misterios de amor del Señor a los hombres; esto le lleva a la oración que busca –sin saciarse nunca– el contacto y la intimidad permanente con Dios. Solo para Él quiere vivir en el desierto; sin estorbos. Muchos cristianos de su tiempo eligieron también este camino –siguiendo los consejos del Maestro– con la austeridad inevitable pero querida, con la permanente oración buscada y con el ejercicio de las virtudes que se aprenden en el Evangelio. Estos anacoretas del desierto acaban siendo un estímulo para los demás cristianos que de ellos aprenden dónde está el verdadero y mayor bien, dónde la fuente de fortaleza necesaria ante las dificultades y así sus vidas adquieren valor de ejemplaridad.

Palemón vivió de esta manera en su primera etapa. La naturaleza a veces agradable, intimista y suave y en ocasiones bronca, impetuosa y desafiante es el único intermediario entre él y su Dios. Tiene y mantiene el deseo de vivir exclusivamente para Dios. Y aún le parece poco una vida entera empleada de este modo para ir cada día descubriendo aspectos cada vez más asombrosos y conmovedores de la maravillosa inmensidad de Dios y su amor inefable al hombre. Y es feliz. Solo se ocupa de aumentar su respuesta fiel a tanto derroche de bondad divina conocida más plenamente en Jesucristo Redentor.

Su caminar solitario cambia en un momento de su vida por su encuentro con Pacomio, que también dejó las cosas por Dios. Fundan ahora un monasterio en la región de Tebaida, en Tabennisi. Ha cambiado la total soledad del desierto por la compañía de otros hombres con los que elevar las plegarias; mutuamente se instruyen y entusiasman en el seguimiento radical del Señor; con ellos trabaja con sus manos la tierra para el sostenimiento del grupo humano que forman. Todos siguen las indicaciones de Pacomio, que es el abad. Cada uno vive en su celda para hablar más con Dios que con los hombres y para que su austeridad pase desapercibida a los otros sin peligro de vanidad. Hay austeridad en la comida –a veces basta una al día y que sean verduras cocidas en agua– y es intensa la penitencia –les está permitido pasar la noche en oración y de pie para dominar al cuerpo–, especialmente en Cuaresma. Llegan a juntarse en el monasterio cuatrocientos monjes. Otro loco de Dios también en la Tebaida, el fundador del monasterio de Escitia, Macario, ya anciano, fue a visitar, aprendiendo, a Pacomio y a Palemón. El que comenzó como anacoreta solitario, terminó su vida como monje fundador de un monasterio de varones que da gloria a Dios, y que abre un camino de santidad y entrega a otros hombres.

¡Que importante es este testimonio para el mundo, tan remirado por los suyos, que corre el peligro de olvidarse de Dios!






tomado de las páginas: 
Evangelizacion.org.mx/liturgia/
Escritas por el Presbítero: Ernesto María Caro
El testigo fiel.org / liturgia 11-1-2013 lecturas
Misa 11/01/ 2013 Viernes 2a-sem de Navidad / Archidiócesis de Madrid.org
Archimadrid.org / 2013/01/11/ (Santoral) Palemon Eremita

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